MI MENSAJE A LOS OBISPOS, RELIGIOSOS Y
RELIGIOSAS DE VENEZUELA
Queridos obispos, religiosos, religiosas,
sacerdotes que viven en Venezuela. No es común que un feligrés les escriba.
Suele hacerse lo contrario y con razón. Pero el Papa Francisco me motiva y de
pronto, un cristiano cualquiera puede darles alguna noticia… El papa Francisco
como ustedes saben muy bien, dijo el jueves santo, del año pasado, que el
hábito de la persona consagrada representa al pueblo… Es un pastor con olor a
pueblo, a ovejas… Desde ese bellísima metáfora le escribo… Le escribe una oveja
a sus pastores…
No es un secreto para nadie la situación
delicadísima que vive nuestro país. Un baño de sangre, aún más grande, puede venir con una fractura social de
inmensas proporciones, si cada uno de nosotros no ponemos de nuestra
parte. ¿Saben? Es lógica, normal,
natural y absolutamente comprensible que cada uno de ustedes la jerarquía, el cura de barrio, la religiosa de colegio o
los que trabajan en hospital o en la cárcel, vivan la realidad sociopolítica de
maneras distintas. Y, por supuesto, tengan posturas políticas distintas… Dejarían de ser habitantes de este país, si
no la tuviesen… Pero vivimos un momento delicado y cada quién debe pensar cuál
es su rol desde la opción de vida que escogió… El pasado tiene sentido para
aprender qué se hizo bien y qué se hizo mal…
Debe ser muy duro para un cristiano
comprometido que participe en una eucaristía y su pastor se dedique a demostrar
que unos o los otros son el mal y los otros el bien, dígase el gobierno o la
oposición, cuando el feligrés milita en la opción contraria… Es verdad que es
su derecho, la del religioso, de expresar su opinión política, pero también es
verdad que su labor sustancial es una Buena Noticia, vivida y encarnada en los contextos
sociales, para construir espacios de solidaridad y hermandad… Créanme que me da
vergüenza, cuando los veo asumir posturas de cualquier lado y peor aún, si son
en defensa irracional de un sector, asumiendo un liderazgo estrictamente
político. ¿Saben por qué me da vergüenza? Porque veo a un pastor o una pastora
da lo mismo, que con su postura, fractura el rebaño, genera más división en la
sociedad, les da los golpes a quien no debe… Me da pena, no me siento
identificado con esa iglesia.
Les escribo absolutamente desde el corazón,
pero usando toda mi capacidad racional, porque sé que este momento puede ser
crucial para bien o para mal y sólo dependerá de cada uno de nosotros. La
dirección política y el ejercicio político, es un asunto sumamente serio, es
una vocación, donde en Venezuela hay un liderazgo juvenil y otro con
experiencia en todos los sectores, buenos o malos pero son los que tenemos.
Discernir es saber a conciencia qué papel juego en la sociedad y por qué. La
confusión de planos es uno de los errores más graves en una sociedad.
Debe ser muy duro para cualquiera de nosotros,
que veamos marchar a esa religiosa, a ese sacerdote, que admiramos cuando está
en el lado contario, porque en algún momento lo sentimos como un guía y le teníamos un profundo
respeto… ¿Saben? ustedes conocen muchísimo mejor que yo, a San Ignacio de
Loyola, es un momento de discernimiento, tomar las decisiones como en artículo
de muerte, sabiendo que tienes toda la Gracia, pero imaginando que sólo estas
con tu razón, tal como lo plantea en sus Ejercicios Espirituales. Disculpe que
me dirija de esta manera a ustedes, pero entiendo que cada quién debe asumir
responsablemente su palabra… Y como cristiano me siento comprometido a
dirigirles mi palabra.
Obviamente,
no se trata o, por lo menos, yo no estoy pidiéndoles un lenguaje pastoral vacío
de todo contenido social. Eso sería absolutamente irresponsable con la
situación que vivimos… Muchos de ustedes han estudiado infinitamente más que
yo, tienen experiencia para manejarse en situaciones de conflicto… Pueden
ayudar muchísimo… Entre ustedes hay puntos comunes… Por lo menos en su gran
mayoría de los religiosos pueden estar de acuerdo en condenar el uso de las
armas de fuego de cualquier sector… En
los casos comprobado, la denuncia y acompañamiento en defensa de los derechos
humanos… Pero también la valentía para indicar que hay formas de protestas
erradas, aquellas que se conducen contra personas que quizás expresó su opinión
y se le grita y se le insulta, cuando ni siquiera son responsable de las
decisiones que han tomado sus dirigentes, cuando se coloca al escarnio público
a familias que no son responsable, su único error (¿error?) es que en su seno exista un dirigente, por
ejemplo…
¿Saben? Hoy escribo y en mi mesa está el folleto
azul con la cara de Juan Pablo II, cuando vino a Venezuela en el año 1985. Allí
tuve la dicha de participar, como un joven universitario, junto a otro
Universitario de la época, el estimado profesor Ángel Oropeza, en el Estadio
Olímpico de nuestra Ciudad Universitaria. Me tocó realizar la oración junto a
una compañera. El lema de aquella visita era “Los jóvenes con Cristo somos
fuerza, que impulsado por su Espíritu, transformaremos a la sociedad y a la
iglesia.” Recuerdo que una de las canciones que catábamos fue compuesta por el padre jesuita Miguel Matos, “Nuestra fe no puede descansar hasta
desterrar del continente, el hambre, la tortura, la miseria y el terror. Este
es el mandamiento del amor”. Esa canción resumía nuestro compromiso como
jóvenes de aquél entonces y que hoy lo asumo como dice la canción: “y hace de
su oración una proclama.” ¿Saben cuál es mi sueño, ahorita? Que cada sacerdote,
religiosa, religioso, obispo que se haya identificado con un sector de manera
clara y evidente en el pasado reciente, tenga la valentía, la fortaleza y la
prudencia para hacerle, a ese sector con el cual se identifica, críticas duras pero constructivas con
respecto a sus prácticas políticas, que sea capaz de mostrar pericia para hacer
comprender a su sector los asuntos positivos, los asuntos rescatables del otro
sector… Y, por supuesto, la necesidad de la resolución de los conflictos por
vías democráticas. Obras son amores y no buenas razones dice el adagio…
Pero es aún más importante que aquellos
sacerdotes, religiosos o religiosas, que no se han identificado de manera
pública puedan ayudar al pueblo a discernir. Que acompañen el dolor de familias
divididas, familias fracturadas, familias que están de luto hoy, que cada uno
siga el mensaje de Francisco invitando a la iglesia transformarse en un
hospital de campaña donde cualquiera pueda recibir alivio … Venezuela necesita
de todos para transformar nuestra sociedad y hacerla más justa, más fraterna, más solidaria, Esa caracterización de virtudes, sólo es posible
si cada quien se responsabiliza de sí mismo. Esto es, responde por sus acciones
de manera clara y comprometida.
Es sumamente difícil un discurso, una homilía,
un sermón, una carta, un exhorto que pueda orientar sin ofender a ningún sector
del pueblo, que sea justa para señalar las arbitrariedades de los gobernantes,
que sea clara para orientar a todos, que ese mensaje pueda transformarse para
cualquiera en un sistema de referencia más allá de las ideologías… Eso lo sé,
es sumamente delicado, complejo y difícil. Además con un lenguaje sencillo,
claro, transparente… Más difícil todavía, pero es ésa y no otra la
responsabilidad que ustedes asumieron ante Dios, que se manifiesta en cada uno
de nosotros, pensemos como pensemos.
Les escribo para exhortarlos a todos, no a la
jerarquía solamente, sino a cualquier religioso o religiosa para que sepa
acoger a cualquiera que sufre, a cualquiera que padece angustia. Por donde
usted la vea, por cualquiera de sus lados, Venezuela está hoy en el Getsemaní.
Mi exhorto es para que cada uno de lo mejor de sí en esta circunstancia y
podamos resucitar como pueblo unido, como obra de Dios.
El
diálogo desde la diferencia para encontrar salidas a la crisis social,
económica y política que vivimos, jamás lo podremos construir con una pistola
al cinto encima de las tumbas, tampoco con descalificaciones y epítetos
deshonrosos, impulsar una cultura del debate, una cultura desde la diferencia
es una tarea sustancial y de largo aliento, ustedes se formaron para ello… Espero
de corazón que mi mensaje les llegue. Ojalá mi mensaje les ayude a discernir a
cualquiera de ustedes. Paz y bien.
Jonatan Alzuru Aponte.
Un cristiano más de Venezuela.
PD. Si lo consideras amigo, amiga, y conoces a
un sacerdote o religiosa, te agradecería en el alma que le hagas llegar mi
mensaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario